sábado, 30 de enero de 2010

Ah pa'bienvenidas!

Cuando uno llega a una ciudad nueva se siente extraño. Ahora imagínense que es la metrópoli más grande del país: el Distrito Federal, Defectuoso, Chilangolandia, Capital del mundo (dicen algunos locos) ¡llámenlo como quieran!


Ahora imagínense: una hora para llegar de la entrada a Perisur. Si, viaducto estaba lleno, lleno. Bueno agarra Tlalpan. Gira por el Estadio Azteca a la derecha. Sigues, y agarras ¿periférico? Chin, perdí el hilo del camino… ni modo. Llegas a la plaza Perisur, te bajas del carro para agarrar el taxi. Te despides de él. Él dice: “Avísame cuando llegues a casa de tu tía, no quiero que andes perdida por la ciudad.” Okey. Se va. Te subes al taxi y por alguna razón rara buscas la cartera. OH DEAR GOD!!


(Reproducción de la siguiente llamada telefónica)


Ella con el teléfono en la oreja, muerta de miedo… él contesta, ella habla:


-No me vayas a matar.
-¿Qué pasa?- Pregunta él algo consternado
-¡Deje mi cartera en el carro!
-Mmm… no aquí no está.
-¿En serio? Tampoco está en mi bolsa- Ella casi llorando.
-Espera, deja me estaciono y te marco…


Tic-toc…. Menos de un minuto.


-Señorita, si quiere podemos alcanzarlo donde este- Dice el taxista.
-Sí, deje ver dónde está.


…..Ring, ring.


-¿Si está?
-No, no la veo… espera… si aquí está…- Dijo él.
-¡Ah, que bueno!- Ella un poco más tranquila- ¿Dónde estás, voy por ella?
-Aquí en la iglesia de la Paloma.
(Ella al taxista)- En la iglesia de la Paloma, ¿está por aquí?
-Sí señorita.
-Vamos, por favor- Aliviada- Voy para allá (A él).


5 minutos después, carro azul con intermitentes parado frente a la iglesia.


Él se baja, ella se baja… se tropieza y casi se cae.


-Gracias, en serio, estaba muy asustada- dice ella.
-De nada, con cuidado. Nos vemos en unos días- se despide él.

Ella se sube al taxi. Ve como el carro azul se aleja calle abajo. El taxista da vuelta en U.





¡BIENVENIDA A CHILANGOLANDIA!
NOTA: BASADO EN HISTORIA, sí, esto me pasó a mí!

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